25 feb 2010

EL CHAFLÁN DE NICO II (DOCUMENTACIÓN GRÁFICA)

Pues debido al cúmulo de peticiones recibidas en la sede y a la aglomeración de turistas en el Chaflán de Nico (déjenlo, ya es inútil, las nuevas tecnologías lo han jodido todo), nuestro afán investigador nos ha llevado a localizar un documento gráfico de tres pares de cojones. Maromo Metalero, investigador y Diplomado en Advenimientos, nos hace llegar las siguientes instantáneas. La fecha de las imágenes es aquella en la que la gente sale a la calle aunque haga frío y la mayoría de las familias asan toda la despensa en el horno.

Chanpan de cava, una bebida espumosa y espirituosa para celebraciones varias.

 
datiles enrrama, alimento ancestral conocido ya por los bereberes y los tuareg.

huvos be pascua, dulce muy buscado por los niños en los jardines.

 
turro porcione surtido, el alimento de los campeones.

 
polboron almedra, muy parecido al de almenara pero sin tener nada que ver con éste.

 
mazapa bel soto. No se hizo la miel para la voca bel asno.

  
La calidad de la foto no es la que merecen las miticas rosguillas bañabas

 
Expertos de todas las universidades están intentando 
averiguar si la ciruela tenía o no tenía hueso. Parece claro que si hueso

Gracias de nuevo a Maromo Metalero, al que sabemos que esto le ha costado una multa, por acercarnos este material de incalculable valor. Seguimos aceptando nuevas aportaciones científicas que nos ayuden en nuestra investigación.
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18 feb 2010

EL CHAFLAN DE NICO O DEL SABER SIN NOMBRES

Hemos de reconocer —eso sí, pasados ya unos años— que uno de los inductores de la obra enciclopédica de la que ahora disfruta, señor Lector, no la manche, fue un hombre de los que quedan pocos. Realmente solo él.

En principio, la justificamos como inquietud propia de jóvenes con ganas de explicar una serie de mundos en los que cada día se veían envueltos. Pero hoy intuimos que uno de aquellos, el Chaflán de Nico, uno de los primeros espacios comunes, sembró en nosotros la necesidad de apuntar aquello a lo que volvíamos la vista. Y seguro uno de los primeros giros de cabeza por sorpresa fue allí, mientras nos despachaban pan, leche o gueso.

Nico era un hombre discreto, con una vocecita de esas que no hacen justicia a la cara, amplias cejas puntiagudas que se juntaban con el pelo en la frente y una piel maltratada por el sol y las huellas de eternas sonrisas. Sus ojos marrones, agradecidos con los buenos modos, descubrían en él un poso de sapiencia. Humilde, sin alardes, el único elemento que podía evidenciar su estatus y que a la vez le daba un aire desapercibido, era el batín de color blanco-azulado que nunca se quitaba, ni siquiera al volver a casa. Podría pasar por médico, y también como celador, o quizá como asistente de laboratorio. Por la calle se permitía el lujo de provocar incertidumbre a quien se cruzaba. Solo su nombre, escrito a rotulador en la solapa izquierda daba verdadera información sobre él.

Pero dentro del chaflán era otra cosa, ese era su libro, escrito con denuedo durante años y abierto para todo aquel que deseara un poco de conocimiento gratuito, algo en desuso hoy día. Las lecciones no las impartía él, era un catedrático con un método distinto a los que conocemos, nada de clases magistrales, ni pruebas ni exposiciones, todo se limitaba a ti. Además las clases no duraban más que un par de minutos, el tiempo justo para que la fila de gente que esperaba avanzase. Por ello había que tener los ojos muy abiertos, mientras despachaba, con lentitud organizada, podías contemplar los numerosos ensayos (acertijos para un novato) que daban forma a su obra: eran pequeños cartelitos de no más de cuatro o cinco palabras que contenían la esencia de su saber. Dimensiones: 3x5 centímetros = 15 centímetros cuadrados de despropósitos gramaticales; fonética parda.

También, desde fuera, podías buscar a través del cristal sus mensajes. Eso si no te lo impedían los reflejos del sol, pero aquí solo se paraban los que ya llevaban unos años, pues era más difícil identificar los significados de los productos expuestos, había que ser un viejo seguidor.

La metodología de Nico era sencilla, como hemos visto, pero el contenido de sus escritos, cercanos al diccionario, era harto complicado. Debíais ser tú y los tuyos (importante porque solo no habrías conseguido nada) los que desentrañaseis los significados. A veces pasabais semanas, por ejemplo, para entender como se diferenciaban los mecotones en anibal de los melocotos a secas, o saber de qué son las rosguillas be almenara, los pimintos bel piguillo o el gueso be bra o el azul.

Estos ítems no presentaban la mayor dificultad, y en principio creímos en algún tipo de dislexia o de afasia (no sé, la psicología es muy complicada) para explicar su comportamiento. Pero poco a poco entendimos que lo que Nico hacia no lo habíamos visto antes, era algo intencionado, a medida que estudiábamos con él veíamos ampliado el género a interpretar. Y cómo a veces se corregía vulgarmente para no destapar demasiado la liebre. Ese fue el momento en que nos dimos cuenta de la importancia de su obra, empezamos a descubrir la caja be trapa, las diferentes especies, los pestinos y un largo listado de objetos, seres y acontecimientos imprescindibles en la experiencia vital de cada quien, como los roseguone o las hogañas.
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4 feb 2010

SUEÑO

Sueño que tengo un amigo que me dice puede ser quien quiera, como un burro, una cabra o un mono; nada que ver con músicos de Bremen, nada que ver con zoológicos inimaginables (o imaginaciones zoológicas) o una realidad que no se comprenda, es algo más sencillo. Más sencillo que arduos trabajos molineros, horarios de circo, actores a los que el taparrabos provocaría sarpullidos. Seres inaceptables en enciclopedias, sólo en diccionarios, por razones evidentes de presencia y realidad: no tomar esto como un mero apéndice, hipócrita lector.

Burro. La literatura es vasta en este sentido; hombres y prohombres han mantenido pollino famoso: Platero (maldito Juan Ramón antipático que ya dijo todo sobre su mirada, su pelaje y otras atribuciones en las que ya no pararemos), el onagro Rucio, burro taxi en Alpujarras. Alforjas de subsistencia durante siglos en sus lomos, entrepiernas comandantes, toneladas de tierra removida para hacer barbecho del asfalto. Profesores de las Galápagos comprometidos con esta causa, grandes defensores del burro y la mujer en Zamora, hablan del animal, aunque no sabemos si refiriéndose al animal, aunque sí en todas sus otras acepciones (?)

Cabra. Con el masculino como insulto y sus cuernos, sus saltos, rica leche agria, gueso de pastor, pasean sus locuras por geografías en donde no nos está permitido el acceso, cómo nos gustaría, como a Nico. Sus barbas, más largas cuanto más longevo sea el ejemplar, pueden ser motivo de tropiezo si las llegan a pisar. Entonces se despeñan sin remedio: la naturaleza nos perdona demasiadas veces, piensa la cabra mientras se acerca lo inevitable, aquello que su tercer compañero anhela comprender remontándose a un inocente y (des)preocupado salto.

Mono. Primo cercano aprendiz de payaso.
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