27 ene 2010

Plagio al primer camello declarado indeseable

Hay que ver la vida lo que es, toda ella en este lugar vendiendo gente a cosas. Como todos vosotros, debería haber hecho más caso a mi señora madre y no haberme comprado esta lustrosa dentadura nueva a costa de las enfermedades que vendo. Aquí terminaré, lamentando este canto todos los días cuánto quieres y adiós parece que la vida fue esto. No habrá ni siquiera un nieto en mis rodillas para contarle historias de aciagos días, ni siquiera sabré si tengo rodillas o las tendré.

Mi espalda calienta la mercancía, aquí no hay frontera y la aduana es la acera que se ve desde dentro del humo del bar extraño. Jefe y Secretario siempre ganan más por menos, ley básica en el negocio, siempre parecen más contentos con lo que les ha tocado, más altos, sonrientes a la clientela y yo a destajo, a la mierda con lo que nunca podré aguantar. Nunca sabré de la historia de Guk, parecida a la mía, o eso me dicen los universitarios que necesitan mercancía para pensar (Universia dixit). Solo hablaré entre dientes y veré pasar días iguales, a veces incluso puede que me den una sorpresa, me metan en el calabozo y salga con menos ganas de pagar la fianza, Jefe y Secretario no descuidan nada.

La autoridad no es mala del todo, y yo les agradezco el interés, como no podría ser de otra forma. Al fin y al cabo todo va a ser igual.

Y solo a veces un momento de lucidez, ahí va (y después una discusión, pues ya decían los antiguos iniciados que el conflicto es la base para toda buena historia):

Aparte de estas vicisitudes con la autoridad (la competente y la de que no), el aspecto referente a derechos laborales y relación con la patronal, muy mal, gracias. Sé de mi existencia fuera de mi puesto por lo que me cuentan; mis dos primeros clientes pueden bien ser la excusa para librarme de la primera bronca del día, ay, que sí que me roban! Que no, que te lo gastas en tragaperras y te fumas lo que tenías que haber vendido, que no vengas a mentir ven a trabajar. Y mi cabeza gacha acepta resignada amnesias y reprendas.
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(Ilustración D.Lorenzana)